sábado, 15 de diciembre de 2012

COMO FORMAR FUTUROS DELINCUENTES


COMO FORMAR FUTUROS DELINCUENTES

1º. Dale a tu hijo todo lo que te pida. De esta manera tu hijo crecerá pensando
que tiene derecho a obtener todo lo que desea.

2º. Ríase cuando su hijo diga malas palabras. De esta manera su hijo crecerá
pensando que el vocabulario soez divierte a la gente y se esforzará por
incrementar su repertorio de malas palabras.

3º. Jamás oriente a su hijo en el área espiritual. Deje que cuado sea adulto el
decida lo que quiere creer.

4º. No reprenda ni discipline a su hijo por su mal comportamiento ¡Podría dañar
su autoestima! De esta manera su hijo crecerá pensando que no existen reglas
en la sociedad.

5º. Recoja todo lo que su hijo desordena. De esta manera su hijo crecerá
creyendo que otros deben hacerse cargo de sus responsabilidades.

6º. Permítale ver cualquier programa en la televisión. De esta manera su hijo
crecerá con una mentalidad abierta y desinhibida.

7º. Peléense delante de sus hijos. De esta manera sus hijos no se
sorprenderán cuando tengan que separarse. (Además, crecerán con mucha
rabia y frustración dentro de ellos).

8º. De a su hijo todo el dinero que pida. De esta manera su hijo crecerá
pensando que obtener dinero es fácil y no dudará en robar para conseguirlo.

9º. Si su hijo le pega una trompada, un manotazo o un puntapié, celébreselo
¡Ría con sus ocurrencias! Al fin y al cabo es sólo un niño. Fomente su
agresividad, su violencia y la falta de respeto a los mayores.

10º. Deje que su hijo maltrate animalitos, ¡Está conociendo la naturaleza! (Se
ha comprobado que los asesinos en serie, comenzaron maltratando a los
indefensos animalitos.

11º. En la sociedad actual se suaviza todo lo que antes se llamaba por su
nombre. Antes se decía niño malcriado, ahora se dice niño hiperactivo. Antes
se disciplinaba, se imponían reglas, se regañaba, se enseñaban buenos
modales. Ahora no se puede porque no hay que limitar al niño, hay que
dejarlo hacer lo que quiera porque de lo contrario se puede traumatizar. Estos
conceptos y métodos modernos lo único que han hecho es producir niños y
adolescentes groseros e insolentes con padres y con los mayores.

LA BUENA EDUCACIÓN ES LA MEJOR HERENCIA QUE LE PODEMOS
DEJAR A NUESTROS HIJOS Y ES TAMBIÉN UNA HERENCIA PARA LA
SOCIEDAD AL PODER FORMARSE CIUDADANOS ÍNTEGROS, DECENTES
Y ÚTILES.

jueves, 16 de agosto de 2012

LA COORDINACIÓN INTEGRAL DEL FUTBOLISTA-SISTEMA NEUROMUSCULAR (1)


LA COORDINACIÓN INTEGRAL DEL FUTBOLISTA–SISTEMA NEUROMUSCULAR (I)


ejercicio


“SI DOMINAS TU CUERPO, PODRÁS DOMINAR EL BALÓN”

Antes de entrar en materia, me gustaría agradecer la oportunidad que da masliga.com a todos sus lectores, amantes de este maravilloso deporte, al encontrar en la red un portal, con tantos especialistas y técnicos, todos ellos con un gran prestigio en sus ámbitos, y en ofrecernos sus inquietudes, temáticas y curiosidades de las cuales nos podemos enriquecer todos.
Espero satisfacer vuestras inquietudes y aportar mi granito de arena, y a la vez ofreceros la oportunidad de que entendáis un poquito más mi manera de ver el futbol.

En este primer artículo vamos hablar sobre la importancia del trabajo de coordinación o también conocido como trabajo del sistema neuromuscular, que he impartido durante la temporada pasada (2011/12) en el Cadete B del RCD Espanyol de Barcelona. Para nosotros es muy importante trabajar desde edades muy tempranas todo tipo de tareas relacionadas con la coordinación de una manera organizada, específica y adaptada al nivel del jugador.
Antes de todo y para entender y profundizar un poco más en el tema es importante entender los conceptos de los cuales vamos a tratar. El sistema neuromuscular está compuesto por el sistema nervioso y el sistema musculoesquelético. Como su nombre indica está relacionado con el funcionamiento del músculo y en sus nervios. Entre ellos existe una unión. Esta se denomina unión neuromuscular, y está formada por una fibra nerviosa motora y el conjunto de fibras musculares por ella inervadas.
Las encargadas de transmitir los impulsos nervioso y llevarlos hasta el músculo son las neuronas motoras o motoneuronas, controladas a su vez por centros nerviosos superiores que regulan la respuesta motriz. Los axones de las motoneuronas parten desde la medula espinal llegando hasta las fibras musculares. Cada axón poco antes de conectar con estas fibras se divide y ramifica en muchos terminales, cada uno de los cuales contacta con una fibra a través de una estructura llamada “Placa Motora “. Al conjunto formado por una motoneurona-a y las fibras musculares que inerva se le llama “ Unidad Motora “ (U. M). El número de fibras que forman parte de la unidad motora es muy variable y depende del tipo de músculo, en músculos que ejercen poca fuerza y requieren movimientos muy precisos como los del rostro o de los dedos, el número de fibras de la U.M. es muy pequeño incluso de una sola fibra inervada por la motoneurona, en otros músculos más grandes, que ejercen mas fuerza y menor precisión el número de fibras de la U.M aumenta, pudiendo llegar hasta las 1500 (como término medio en el cuerpo se calculan unas 500.000 motoneuronas- a y unos 300 millones de fibras musculares motoras, sale una media de 600 fibras / U.M)
 
“Con la alta exigencia y competitividad que existe en el futbol moderno si no se presta atención al desarrollo de la capacidad neuromuscular, nuestros deportistas verán reducidas sus posibilidades de obtener altos rendimientos en la élite“.
Vamos a los inicios. En los primeros años de vida, la experiencia corporal del niño constituye la fuente de la estructuración de su personalidad, que se manifestará en el “Yo corporal“. Más adelante de la relación con el entorno y consigo mismo unida a la maduración del sistema nervioso, se reafirma lo que se denomina imagen del cuerpo, que en una etapa posterior, al integrarse en la toma de conciencia del espacio y del tiempo, culminará en la elaboración del “esquema corporal”.
Por lo tanto, podemos considerar al esquema corporal, como la imagen o conocimiento inmediato que tenemos de nuestro cuerpo en estado estático o en movimiento, en relación de sus diferentes partes entre ellas y en relación con el espacio circundante de los objetos y de las personas.
La organización del esquema corporal irá estrechamente unida a la organización de las sensaciones propioceptivas en relación con las del mundo exterior (exterioceptivas) de las cuales constituirá la base humana del movimiento. Esta organización implicará:
  • Percepción y control del propio cuerpo. Coordinación de los distintos segmentos utilizando el mayor número de ejercicios posibles para ofrecer el mayor número de sensaciones.
  • Control postural y equilibrio. Que se consigue a través de ejercicios posturales estáticos y dinámicos y en diversos planos de altura.
  • Control respiratorio. Íntimamente ligado a la percepción del propio cuerpo (tórax y abdomen), así como de los grupos musculares relacionados con la respiración y en su relajación segmentaria.
Es muy importante tener una educación del ajuste corporal.  Cuando un jugador realiza un gesto motriz está imprimiendo movimiento a una determinada postura. La eficacia del acto motor resultante dependerá sin duda de lo equilibrada y económica que sea la postura de base.
Una buena educación influenciará directamente a:
  • Conocer las partes del cuerpo, para poder mantener una postura equilibrada dará como resultado un movimiento más eficaz.
  • Tomar conciencia de las diferentes posiciones corporales, evitar con ello una dispersión de las fuerzas motrices.
  • Mejorar el equilibrio corporal, y así poder mantener posturas económicas.
  • Expresarse mediante la actitud gestos expresivos y un mejor conocimiento de cada una de las partes del cuerpo.
  • Disociar segmentos ayudar a la educación para la salud evitando desequilibrios en la columna, articulares…
Los componentes que tenemos que tener en cuenta del esquema corporal son los siguientes:
  • Lateralidad
  • Actitud
  • Respiración
  • Relajación
Una vez informados muy brevemente sobre la teoría de la motricidad, vamos hablar de las acciones educativas que vamos a trabajar y que tenemos que tener en cuenta.
La educación del esquema corporal se hace a través de dos etapas.
  • En la primera etapa trabajaremos la percepción global del cuerpo, de su unidad y su posición en el espacio; Es una etapa muy importante pues consiste en poner al niño ante situaciones corporales diversas que serán base para organizaciones espacio-temporales.
Los objetivos de esta etapa será el conocimiento de las diferentes posiciones del cuerpo en relación al espacio (de pie, sentado, de rodillas…). También trabajaremos diferentes desplazamientos del cuerpo en el espacio: marchas, saltos, carreras, cuadrupedias… Todas ellas desarrolladas a través de diversas posiciones del cuerpo en el espacio y diferentes desplazamientos del cuerpo.
  • En esta segunda etapa realizaremos las primeras relaciones espaciales, siempre y cuando se haya superado con éxito la etapa anterior.
Sus objetivos serán la afirmación de la lateralización, la representación y toma de conciencia del propio cuerpo (la consciencia del propio cuerpo es de proceso lento. A los 7-8 años, el niño sólo puede concienciar partes cuyo control le resulta más fácil como los brazos y las manos, no lográndose la concienciación total del cuerpo hasta aproximadamente los 12 años, que es cuando se logra la educación de la actitud.
Las áreas que ejercitaríamos serían:
  • Ejercicios de concienciación segmentaria de los miembros superiores.
  • Toma de conciencia de la movilidad del eje corporal en el suelo.
  • Movilidad del eje corporal en posición erguida.
  • Control de la respiración y relajación.
La lateralidad podemos definirla como el predominio de una parte del cuerpo. El proceso de lateralización forma parte del desarrollo del esquema corporal y es una consecuencia de la actividad motriz y la percepción de sus resultados.
Tener bien desarrollada la lateralidad no significa saber donde está la mano derecha o izquierda, sino que significa poseer toda una mecánica de coordinación psicomotriz. La preferencia de la utilización de un lado u otro del cuerpo está estrechamente relacionada con la lateralización cortical y la maduración del sistema nervioso.
El patrón motor es la unidad de programación motora realizada (circuito codificado de neuronas). Una programación demasiado regular, no será suficiente para aumentar el rendimiento, ya que su reproducción idéntica se opone a la posibilidad de avanzar en la consecución de resultados deportivos. Un ejemplo lo que caracteriza a los deportes individuales es la fluidez de los programas únicos (patrones motores). En referencia a una mejora orgánica, la fluidez sustituye al programa anterior (entrenar fuerza con variación de peso). Pero esta fluidez de un patrón motor no es suficiente para los deportes de equipo, debido a la incertidumbre del entorno lo que supone indefinidas situaciones a resolver. Por eso, se debe buscar la realización con fluidez del mayor número de patrones motores consiguiendo de esta manera un esquema motor, pero además, consiguiendo que el jugador llegue a ser un esquema motor formado por subesquemas. Una vez se consigue que el jugador sea un esquema motor, capacitado para resolver el mayor número de respuestas posibles con una ejecución correcta, debemos especializarlo para conseguir el máximo control sobre algún o algunos patrones motores que lo diferencien del resto de jugadores.
ESTRUCTURACIÓN DEL ENTRENAMIENTO DE LA COORDINACIÓN
1. NIVEL INICIAL
-Entrenamiento global
-Debemos dar la posibilidad al jugador de adquirir el máximo número de experiencias motoras posibles.
-Buscar el desarrollo total del individuo mediante el entrenamiento de todas las capacidades
coordinativas, tanto de manera individual como relacionadas entre ellas.
2. ESPECIALIZACIÓN
-Entrenamiento dirigido a:
a) Buscar la relación de las capacidades coordinativas específicas del deporte (análisis de las capacidades coordinativas que afectan prioritariamente a nuestro deporte y estudio de los gestos técnicos del deporte)
Formas de trabajo:
*Entrenamiento de las capacidades coordinativas de un gesto técnico para el aprendizaje de la técnica.
*Entrenamiento con gestos técnicos definidos para una capacidad coordinativa y sus relaciones.
b) Un entrenamiento de mayor calidad perceptiva. Adquieren mayor importancia las capacidades coordinativas perceptivas (espacio-tiempo). En esta etapa hay un afinamiento de la técnica (la forma) y la entrenaremos junto a las capacidades coordinativas de percepción de espacio y tiempo. El nivel de entrenamiento (general, dirigido, específico) vendrá determinado por el nivel de la relación entre las capacidades coordinativas, capacidades condicionales y la técnica y su aproximación a la realidad del juego.
(en el siguiente artículo daremos a conocer algunos ejercicios prácticos para que los podáis aplicar en vuestros equipos, pero recordad, son simples ejemplos que tenéis que adaptar a las características de vuestros jugadores)

Marc Castellsagué
Preparador Físico Futbol Base RCD Espanyol
Entrenador de futbol Licencia UEFA “A”
Seleccionador Nike “The Chance” Catalunya

lunes, 11 de junio de 2012


LA BOLA CORRE MÁS

1.-En el partido ante Perú le dije a los que celebraban la victoria con alborozo desmedido que entendía la importancia de ganar 3 puntos de visita en estas eliminatorias pero que mi preocupación radica en que con el fútbol mostrado no alcanza para lograr la anhelada clasificación.

2.-No me gustó el planteamiento ultradefensivo ante Perú. Nunca desde que tengo uso de razón había visto una Colombia más defensiva que esta de Pékerman.Pero Colombia ganó en Perú y con técnico argentino. Todos salieron a las calles a celebrar.

3.-Pékerman ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del mundo en las categorías menores. He visto documentales de más de una hora sobre su trabajo y me merece los mejores elogios y mi admiración  por su conocimiento y organización adicional a los importantes logros obtenidos.

4.-En el mundo del fútbol resulta muy distinto dirigir en el ramo profesional que en las categorías menores. Sucede en todos lados. Hay pocas excepciones que confirman la regla Sin embargo los argentinos le dieron la oportunidad a Pékerman de dirigir su equipo rumbo al mundial de Alemania y José los clasificó lo cual es normal en Argentina. Todos los técnicos lo han hecho desde locos y drogadictos como Maradona; roncos y liricos como Basile; hasta serios, organizados y conocedores al máximo de la táctica como Bilardo y Bielsa.

5.-Luego Pékerman fracasó en los diferentes clubes profesionales donde dirigió hasta quedar cesante desde el 2.009 hasta el presente año que fue contratado por los directivos colombianos que no le perdonaron a Leonel una derrota ante Argentina en Barranquilla.

6.-Con el nombramiento de Pékerman todos alzaron campanas al viento. “Colombia ya estaba en el mundial 2.014” .Las agencias de viajes disfrutaron el alza considerable en las ventas de sus planes de viaje al mundial de Brasil.

Dijeron que era el anhelado fin de la “rosca paisa y valluna” que siempre eligió a Barranquilla como sede de los partidos de eliminatorias. Ya José Pékerman eligió a Bogotá como sede para el juego ante Uruguay. También inicio una serie de los llamados microciclos en donde todo el mundo tuvo cabida menos jugadores del Junior de Barranquilla como Vladimir que lo merecía por todo lo logrado. Desconocemos cuales han sido los criterios para escoger los seleccionados.

7.-Los colombianos padecemos de un extraño odio hacía los técnicos nacidos en nuestra Tierra. La llegada de un argentino ha calmado esos extraños complejos que no permiten reconocer la capacidad de los nacidos en territorio colombiano.

8.-Hemos cambiado la identidad de nuestro fútbol de un solo tajo y sin anestesia. Ahora jugamos amontonados muy cerca de nuestro arco para luego de ganar el balón lanzarlo rápidamente a zona ofensiva donde está Falcao cual llanero solitario, en espera de la llegada de James y Pabón que están lejos del samario amarrados a un costado del campo.

9.-Parece que esta Colombia que vimos contra Perú y Ecuador despreciara el medio campo como zona de generación de fútbol.

10.-Esta Colombia se defiende con mucha gente y se defiende mal. El equipo luce tan desorientado en el campo como su técnico en la zona técnica en unas eliminatorias que se me antojan las más accesibles que he visto. No está Brasil. Paraguay está lejos de ser el temido Paraguay de siempre. Ecuador ha mostrado poco y Perú no encuentra su rumbo perdido desde aquellas generaciones de Cubillas, Sotil, Chumpitaz, Cueto, Larrosa, Julio César Uribe y cia aunque los peruanos tienen una nueva generación que invita a pensar en el regreso a tiempos idos.

11.-Ayer un cuerpo técnico colombiano con el barranquillero Alexis Mendoza como integrante resultó ganador ante el cuerpo técnico argentino que dirige a Colombia. Felicitaciones para Alexis un caballero dentro y fuera del campo. Un ejemplo poco ponderado en su tierra.

12.-Hay posibilidades de clasificar al Mundial. Pero antes de eso Colombia debe buscar una idea futbolística fiel a su identidad. Esta clasificación se hubiera logrado con “Bolillo” o con Leonel a pesar de sus errores. Pékerman deberá interpretar  el sentimiento del futbolista colombiano para lograr mejores resultados. Ahora viene el juego en Colombia ante Uruguay. La incógnita es la puesta en escena de Pékerman como local.

Lo más importante es recatar el estilo de Colombia y para ello hay que escoger los jugadores indicados que puedan interpretar ese estilo en el campo de juego.

viernes, 13 de abril de 2012

BIOGRAFÍA DE MARCELO BIELSA (14)


'LO SUFICIENTEMENTE LOCO', UNA BIOGRAFÍA DE MARCELO BIELSA (14)






EL INCONFORMISMO ARGENTINO

... "MI DECISIÓN SIEMPRE CONSPIRARÁ CONTRA ALGO DE TODO LO QUE SE PIDE" 



Cuando Carlos Ramaciotti lo sucedió en el América de México, Bielsa sólo le hizo una mención al compatriota que tomaba su posta: le advirtió que se cuidara del periodismo. Haber trabajado en un club manejado desde hace décadas por el multimedios Televisa, haber tenido que convivir forzosamente con cronistas simplemente porque tenían el mismo patrón, lo hizo recapacitar acerca de la relación conveniente con la prensa. 

Percibió que los medios ponderan sólo lo inmediato; que sumidos en la vorágine de la información diaria, interesa tanto el éxito más allá de que sea momentáneo, que relegan la consideración a aquellos que se esfuerzan a largo plazo. Fue un verdadero punto de inflexión en su trato con el cuarto poder. 

Por eso tomó una decisión salomónica apenas asumió en el seleccionado argentino, dos años después; con su estilo, casi extremista. Prácticamente borró de su agenda y de su memoria a los periodistas con quienes los unía un lazo afectivo. 

De esa manera, se aseguraba no hacer diferencias, más allá de que el poderío económico de Torneos y Competencias respecto del resto podría haberlo seducido, y sobre todo, mantenerse a distancia, sobre todo después de los choques que habían tenido los mismos jugadores con la prensa, durante la era de Daniel Passarella. Sólo los resultados, pensó, condicionarían su imagen en los medios, por más atención que les dispensara. 

La tónica que incorporó fue atender los requerimientos únicamente en conferencias. Las rondas de preguntas y respuestas duraron hasta tres horas, se extienden lo que las interrogaciones demandan. Sin posibilidad de semblantearlo en ese formato de entrevistas, casi sin repreguntas, nunca se abrió lugar a indagar sobre su vida privada y sus pensamientos profundos. Sólo se prestó a charlas informales, sin grabadores ni cámaras, en Chicago y en Wembley, los dos primeros viajes del Seleccionado (hasta que un periodista ventiló lo hablado con los grabadores apagados). Indudablemente, un plan diseñado a la medida de sus preferencias. 

Con Juan José Marón, periodista del diario "Ole", tenía buena relación. Una vez que se encontraron con el motivo de una nota, Bielsa primero cruzó a un mercado, en el que compró fiambre y jugo de naranja, y lo invitó a comer. Cuando Marón le recordó la nota, el por entonces técnico de Vélez le contestó: "Qué nota ni nota... Coma este queso que es de primera. Si salimos campeones, le doy la nota". Vélez fue campeón y el propio Bielsa le recordó la entrevista. Eso sí, cuando asumió para el equipo nacional, le anticipó: "Quiero que haya igualdad para todos, que tenga el mismo trato un periodista de Jujuy que uno del mejor medio de Buenos Aires. Así que no vamos a hablar más". Su hermano Rafael, en los meses posteriores a su llegada a la Selección, ya imaginaba lo que ocurriría: "Mantendrá buena relación con el periodismo deportivo científico. Genéticamente condicionado como un anofeles, agradece jubiloso todo lo que lo ayuda a pensar. Y desdeña más la mala intención de lo que venera la inteligencia. El periodismo tendrá que tener presente que posee una capacidad de hacer sentir tan incómodo como lo hicieron sentir a él". 

En su primera época como técnico los periodistas le pasaban por fax las notas antes de editarlas; no las corregía, pero solía enojarse. Cuando asumió en el Espanyol, un cronista le preguntó por su mala relación con la prensa; "ya tendrá ocasión de verificarlo", le contestó escuetamente. 

Francisco Reyes trabajaba en las relaciones públicas del América cuando Bielsa fue el técnico y también cubría los entrenamientos para Televisa, el gigante mexicano de televisión; Reyes se acuerda de esa época: "Trataba de pensar bien las preguntas que le iba a hacer, porque cuando le hablábamos de cosas muy generales, él respondía algo obvio. Una vez un periodista le preguntó por qué contestaba siempre lo mismo y él le devolvió la respuesta: '¿Por qué usted me pregunta siempre lo mismo?' le dijo". 

Para acceder a hablar mano a mano con un periodista, llegó a cerciorarse de que el interlocutor entendiera de fútbol y lo probó con dibujos de sistemas tácticos, formaciones y movimientos que se pueden dar en una cancha. 

Los considera gravitantes por ser quienes forman la opinión. Demostró esto en la conferencia del 4 de diciembre del 2001, tres días después del sorteo del Mundial, al decir que "si bien no es lo mismo superar a una potencia que superar a un equipo de segundo nivel y no es lo mismo ganar jugando bien que hacerlo casualmente, en definitiva únicamente estaremos de acuerdo en la posición donde se pretende y donde se imagina en el Mundial. Lo que se considera, no digo lo que a mí me importa, lo que se considera de parte de los analistas y luego los espectadores, es donde terminemos". Para conocerlo hace falta leerlo entrelíneas. Ese luego marca el camino del mensaje a través de los receptores, que cuando se convierten en emisores, pueden distorsionarlo a su gusto.

En mayo del 2003, dejó claro el porqué de su resistencia a los periodistas en general: "No hay método más preciso para educar que los medios de comunicación, y me rebelo contra los mensajes que se envían". Volvió a reprochar la insensibilidad, la inmediatez y la falta de una corriente interna que enfrente a la mayoría en ocasión del retiro de Nelson Vivas, asediado entre otras razones por las críticas. 

Desde el trato que recibió en México, Bielsa quiere bien lejos a la prensa. En sus comienzos no tenía problema en sentarse a una charla informal sobre fútbol. Hoy, en sus formales respuestas de las conferencias con marca registrada, a algunos le disgusta la forma en que expone (lo tildan de soberbio) sus conocimientos del juego. 

Así como Julio Grondona reconoce que quien le habló de Carlos Bilardo fue Fernando Niembro, Marcelo Araujo se adjudica, entre amigos o entre colegas, el nombramiento de Bielsa como técnico de la Selección. Sin embargo, Niembro conoció anteriormente a Marcelo en sus viajes por Sudamérica en ocasión de la Copa Libertadores. "Hablaba mucho con él. Y le dije a Araujo que teníamos que armar una reunión, que se trataba de un personaje notable", recordó en uno de sus programas. Luego sería quien más lo criticaría entre los periodistas de Torneos y Competencias, la empresa que domina mediáticamente al fútbol argentino. 

Miguel "Tití" Fernández lo visitaba cada vez que Newell's se concentraba en Buenos Aires. Vislumbrado por una tarea que les encomendaba a los jugadores (por ejemplo, seguir con atención los artículos periodísticos del rival), lo llevaba a las cenas que los jueves a la noche, reunía a personajes del fútbol como Luis Bonini, Carlos Griguol, Adrián Paenza y Víctor Hugo Marchesini. Fernández cree que "Marcelo es un tipo con mucho afecto para dar. Coincidí en no darle prioridad a ningún medio, pero le aconsejé hacer conferencias en distintos puntos del país . 

Bielsa le da especial atención a cómo fabrica antinomias la prensa. Para no prestarse no responde a opiniones ajenas. El fútbol ha sido históricamente un lugar propicio para dejar crecer opuestos y generar sus enfrentamientos. 

En ese sentido, Fernando Redondo alineó a directores técnicos, periodistas y algunos jugadores. Ser casi el único volante central con más condiciones de distribución que de recuperación, lo erigió en el referente de un grupo que profesa un fútbol que cuesta desplegar desde hace tiempo y que fue tildado de lírico. No fue sólo la cabeza levantada y el borde externo del pie izquierdo para jugar, sino también aquella negativa a Bilardo para integrar la Selección en el '89, que tuvo como razón su rechazo al Narigón y como excusa sus estudios, la que lo situó en "el camino a seguir", formando un bando claramente identificable. 

Julio Ricardo Villa, uno de los que se alistan en ese grupo, criticaba en la revista "Sólo Fútbol", en septiembre de 1999: "Nuestro problema hoy es que nos la pasamos copiando y nos olvidamos de la esencia. Queremos, por momentos, vivir en la Argentina y jugar al fútbol europeo. Yo soy de los que no creen que cualquier jugador puede andar en cualquier sector de la cancha y cualquier andarivel. Bielsa deberá decidirse entre Redondo y Simeone. Según como pretenda jugar, se definirá por alguno de los dos". 

En la revancha ante Brasil (2-4 en Porto Alegre) Redondo jugó por última vez con la camiseta argentina. Primero desistió de jugar la Copa América y luego de un partido amistoso. Bielsa todavía seguía opinando, pese a que no le gusta realizar valoraciones sobre un jugador en particular, que "es un futbolista con condiciones demostradas de ser interpretado como uno de los mejores exponentes del fútbol argentino en esa posición".

El 15 de marzo de 2000, Redondo rechazó la convocatoria para jugar frente a Chile, en la apertura de las Eliminatorias (su tercera negativa a este cuerpo técnico), debido a que no quería alterar su rendimiento por atender dos frentes. Para el entrenador resultó suficiente la causa expuesta. "Su postura de no poder atender los partidos del Seleccionado no fue variada. De haber tenido la imposibilidad sólo por un tiempo, me lo hubiera planteado; estamos hablando de un profesional. Es un tema agotado para mí", manifestó Bielsa un par de meses después, allí sí brindando su parecer. Luego, las operaciones en la rodilla lo alejaron de las canchas y evitaron que el clamor de aquel sector acompañara las decisiones de Marcelo. Sería el tiempo de los pedidos por Juan Román Riquelme, luego Carlos Tévez y varios otros. 

Las lesiones de Fernando Redondo solucionaron lo que hubiera sido una constante entre defensores de él y los de Diego Simeone: que se debatiera en el orden de que elegir a uno equivaliera prácticamente a odiar al otro, tal como sucedió luego con Gabriel Batistuta y Hernán Crespo. El rechazo a estas actitudes, siempre provocadas, es de familia, porque su hermano tiene una opinión interesante: "Las antinomias son propias de países incultos. Esconden la debilidad del análisis. Ocurre que muchos medios han hecho de la antinomia una marca registrada y por eso los escuchan o los leen. Pero en las naciones con una cultura vieja, el pensamiento es mucho más avanzado". Al respecto, en la Argentina se planteó alguna vez la cuestión entre el corrupto y resoluto, o el honesto e incapaz: ¿no podremos apuntar a una mezcla? Desde el puesto de técnico del Seleccionado de fútbol, un cargo cuya toma de decisiones es unipersonal aunque a veces parece supeditada a millones de voces, queda también muy evidente lo imposible que es conseguir la totalidad de criterios a favor. El escritor Orlando Barone lo ejemplificó: "Ni Dios tolera la unanimidad ya que carga con su coro masivo de ateos, herejes y agnósticos. Tampoco el diablo, aunque aspire a lograrla". 

Siempre una fracción alzará su queja. Marcelo lo sabe: "La gente tiene una vinculación muy marcada con el triunfo. Se reclama estilo, pero también que ese estilo le permita el triunfo". Con el equipo punteando cómodamente en el continente, fácilmente podía advertirse algún déficit: "¿Si falta pausa? Se reclama pausa cuando hay ritmo y velocidad. El rasgo del equipo es la aceleración y no la pausa. Pero es muy difícil encontrar equilibrio". 

Los jugadores se molestaron con la crítica, del periodismo y de la gente, por primera vez (sería recurrente luego) en el 2-1 a Brasil por la segunda ronda de la clasificación al Mundial. Crítica en la cual se prestó más atención al flojo primer tiempo que a la gran recuperación en el complemento. Bielsa desarrolló una larga explicación, que contemplaba, según él, la necesidad de analizar teniendo en cuenta al rival, la propuesta de juego de éste, los detalles tácticos, la comparación con otros partidos y concluyendo: "Si me preguntan '¿jugaron bien?', digo 'no, intentamos pero nos fue imposible', pero que jugamos mejor que el rival es indudable". Hizo todo lo posible para que el periodismo entendiera su postura implícita: él quisiera que reclamen considerando que a veces hay que resignar el ideal y que es imposible conformar a todos. 

Le interesa fundamentalmente que quede bien entendido lo que dice y se toma el tiempo necesario para hacerlo. Se valió de casi diez minutos para dar su visión del empate ante Uruguay, en la última fecha de las eliminatorias, cuya última parte se desarrolló bajo un pacto de no agresión para permitir el pasaje de los charrúas a Japón-Corea; recordó cada movimiento de ambos equipos en el campo para convencer de la honestidad y la transparencia, aunque apenas después del encuentro, había calificado de trámite "neutro" a aquel tramo.

En una de las conferencias en el predio de Ezeiza, Bielsa había deslizado que ningún equipo juega regularmente bien en el mundo. La ronda se había tornado interesante, como siempre cuando la temática pasa por sus reflexiones de fútbol, pero dado que ya llevaba más de una hora, varios camarógrafos y periodistas se habían retirado. Martín Cicioli, de la radio Rock & Pop, quiso recalcar en "cómo se juega, algo que no me parece un tema menor", pero Bielsa lo interrumpió: "Mire, sí es un tema menor. Si usted mira la cantidad de gente, se dará cuenta de que sí es un tema menor. Para el medio futbolístico es un tema menor y está expresado en la cantidad de gente". 

El periodista quiso retomar la pregunta y lo volvió a frenar: "Es muy importante puntualizarlo. Si usted tiene diez personas que recorren equis cantidad de temas y cuando llegamos al tema principal, hay dos, evidentemente es porque el tema es menor. Para la concepción grupal". No quiso el técnico rendirse a la posibilidad de no dejar claro su parecer. "Eso no quiere decir que esté bien", le dijo el cronista; "no, de ninguna manera, le quiero decir que es útil hacer esta aclaración", concluyó tratando, como siempre, de apropiarse de la última frase. 

Marcelo Bielsa se sorprende por la cantidad de puntos de vista distintos que genera un tema. Así como es improbable la unanimidad de criterios y la conformidad total, siempre habrá algún motivo de crítica: el eterno "gataflorismo" argentino, potenciado por la exigencia impuesta al "equipo de todos". 

Un día lo definió claramente: "Hay tres mensajes. El primero, el rechazo que genera que un jugador creativo asuma roles momentáneamente defensivos; por ejemplo, Ortega asumiendo alguna posición circunstancial defensiva respecto al lateral rival que le tocaba enfrentar. Otro mensaje es que tienen que jugar todos los mejores, porque Brasil alguna vez jugó con cinco números 10. Y el otro es que a veces el equipo se descompensa defensivamente porque hay mucho ataque. Cuando uno tiene que hacer convivir todo, termina tomando decisiones que afectan alguno de esos tres mensajes. Si un ofensivo asume roles defensivos, no está bien; si un gran jugador queda afuera, no está bien; y si nos descompensamos defensivamente porqué atacamos, no está bien. Bueno, mi decisión siempre va a conspirar contra alguno de todos esos mensajes que se piden". 

Cada convocatoria ha sido el desencadenante más fiel de esta aseveración. Existen gustos de los más variados. Y fundamentalmente, recayendo en la mítica posición de número 10. Antes del Mundial de 1978, César Menotti había afrontado un problema similar, al tener que elegir entre José Daniel Valencia, Julio Villa, Norberto Alonso, Ricardo Bochini y Diego Maradona. 

Bielsa siempre demostró sus preferencias entre Juan Sebastián Verón, Pablo Aimar, Marcelo Gallardo, Juan Román Riquelme y hasta la posibilidad de Andrés D'Alessandro: "Existe una gran cantidad de exponentes muy aptos para esa posición. Pero no pueden jugar más de los que juegan. No pueden estar todos los que quisiéramos. Yo escucho: '¿cómo tal jugador no está entre los mejores 20 jugadores del fútbol argentino?'. Pero uno no puede designar cinco jugadores en un puesto y sólo uno en otra posición para que tengan cabida los que son mejores. Aquel que no es convocado, no quiere decir que no sea reconocido, sino que la idea es conformar un grupo de manera compensada. El que observa de afuera dice 'el equipo está bien defensivamente, pero no juega tal', y cuando juega tal, dice 'sí, de mitad en adelante bien, pero de mitad hacia atrás, mal'. Lo que uno trata es de conseguir algo satisfactorio hasta sabiendo que resigna cosas". 

Si tiene Bielsa un rasgo que lo define es cuando levanta la cabeza. Mira a los periodistas a la cara sólo en determinados momentos. Cuando reconoce la voz de un cronista de su agrado. O cuando lo invaden las suspicacias y quieren avasallarlo. En ese caso lo hace con los ojos bien abiertos, buscando ser claro y a la vez, implacable. 

El alma se revela a través de la cara. René Descartes escribió que "no hay pasión alguna que no sea revelada por un gesto de los ojos". Y esto se potencia en aquellos que tienen una marcada timidez, como es el caso. 

Pocos deben recordar su poca inserción en el público argentino cuando comenzó la gestión en el Seleccionado. Julio Grondona no le extendía ningún signo de ratificación a mediados de 1999. A la vuelta de la Copa América de Paraguay, en una conferencia con gran carga pasional, respondía si la eliminación a manos de Brasil podía derivar en su renuncia, levantando la vista firme y tensa, buscando tal vez alguien que le devolviera la confianza. No había imaginado hasta ese tiempo las presiones que significa dirigir el equipo de todos. La falta de aliados y gente de poder que le transmitieran seguridad, lo hicieron mostrarse tal cual nunca quiere. 

También se lo vio descolocado en la rueda de prensa anterior al partido contra Suecia, el que marcó la eliminación del Mundial. En esa ocasión tuvo cruces con varios periodistas. Cuando Eduardo Castiglione, del diario "Ole", quiso definir los movimientos de los extremos izquierdos del equipo, lo corrigió en tono fuerte: "Yo no dije que Claudio López y Cristian González cumplen la misma función, sino que persiguen el mismo objetivo. Hace tres años y medio que lo vengo explicando". Castiglione le replicó con sorna: "Disculpe que haya sido incapaz de entenderlo". A lo que Marcelo le dijo "no hablé de su incapacidad para entenderme, sino de la mía por hacerme entender". Todo con su habilidad para enrarecer el ambiente, con las estilísticas frases que usa para continuar la disputa que le proponen. Pero enumerando conferencias en las que las presiones pudieron más que él, la más recordada será la del 19 de mayo de 2003. Tuvo tiempo aquel mediodía, en tres horas y 30 minutos, para defenderse de los rumores de un golpe mediático para desplazarlo, tras las declaraciones de Julio Grondona a favor de una vuelta de Carlos Bilardo. 

Se lo vio como nunca. Descubrió su verdadera máscara entre tantas, la del hombre apasionado para defenderse. Enfervorizado, vehemente al máximo, en posición de atacado e intolerante. Volvió a discutir con periodistas y a uno de ellos le dijo "usted es mi enemigo". Les preguntó qué propondrían para limar la relación, dejando en claro igualmente, que no se apartaría del sistema de las conferencias, con su explicación: "Si el precio para armonizar con los intereses de los demás es que yo tengo que hacer diferenciaciones, no las voy a hacer. ¿Por qué no discutimos eso, si está bien o está mal que atienda a todos por igual? Y si está mal, díganlo. Porque hay gente que piensa que está mal, lo que pasa es que no puede sostenerlo. ¿Cómo se defiende aquel que dice que una FM de Salta merece un trato inferior al del medio más poderoso de la capital?". 

Días antes de esa conferencia, Osvaldo Ardiles había renunciado a la dirección técnica de Racing Club, tras la eliminación en la Copa Libertadores. Bielsa tenía algo que expresar: "Existe un mensaje social perverso que dice que el que pierde, se tiene que ir. Me da muchísima tristeza que esto se haya convertido en ley. Ardiles, por ejemplo, un tipo bien intencionado, armó un equipo que mereció ganar pero no ganó, y al otro día renunció. Quiere decir que ganaron ustedes", dijo mirando a los periodistas del salón. Y siguió: "Disculpen que diga 'ustedes' porque sé claramente que hay una porción del periodismo que no interpreta las cosas así. Pero está instalado que el que no gana es un imbécil. No sirve más. A Ardiles lo convencieron de que las normas son las que ustedes dicen que son. El, pese a ser progresista, no peleó contra la norma, la aceptó. En los últimos diez años cambiaron las normas: el contenido no importa más, ni tampoco la calidad de los recursos. El mensaje de urgencia que se ha instalado en la Argentina es que todo tiene que ser inmediato". 

Dejó planteada una controversia con la que lucha interiormente. Porque de la misma manera que Ardiles se fue por los resultados asumiendo ser el responsable, él aceptó antes del Mundial que no ganarlo sería un fracaso. Por un lado, piensa que el camino es más importante que la meta en sí; asimismo, permite que el mensaje que se instaló en la sociedad prevalezca sobre el suyo.

miércoles, 11 de abril de 2012

BIOGRAFÍA DE BIELSA (13)


'LO SUFICIENTEMENTE LOCO', UNA BIOGRAFÍA DE MARCELO BIELSA (13)





SU VIDA 


... "CUANDO SOS TAN PERFECCIONISTA, VAS PERDIENDO LO HUMANO"


"Nunca somos la misma persona para diferentes interlocutores. Siempre llevamos una máscara, una máscara que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida". Esta reflexión de Ernesto Sábato apunta a que no somos lo que creemos ser, sino lo que los demás piensan que somos. Y que nos comportamos diferente según las circunstancias o las relaciones. De esta manera, Marcelo Bielsa desarrolla sus múltiples máscaras: se adapta a los temas profundos que se abren en las rondas de familia, llamará de por vida "amigos" a los suyos pese a verlos esporádicamente, piensa que sólo debe tratar a los jugadores mediante el fútbol y no tiene el mínimo interés en que lo conozcan sus desconocidos.

Como en el teatro la tragedia y la comedia, sus dos caras son la seriedad con la que se muestra en público y su risa fácil rodeado de sus íntimos. Sólo estos conocen su carácter extrovertido, bromista y expansivo, salvo en aquellos momentos de sufrimiento, o sea, antes de un partido o después de una derrota.

También en el trabajo presenta dos aristas: el profesionalismo y la pasión, aspectos que logra hacer cohabitar pese a los prejuicios acerca de que es imposible.

Un día lograron que se definiera: fueron los periodistas del diario "As", que le pidieron que se presentara a la afición cuando llegó a Barcelona. "Soy sinónimo de ilusión, eso es", disparó tras pensarlo.

Para ser amigo de él hay que saber guardar distancia. Carlos Altieri es uno de los pocos (casi el único) que frecuenta; la amistad se dio desde el fútbol hacia la vida, y obviamente desde Newell's. Fanático como Marcelo, se empleó como delegado del club en la Asociación Rosarina de Fútbol; cuando Bielsa empezó a dirigir en inferiores, ya era vicepresidente de la entidad, cuyos torneos empezaron a jugarse, durante tres años, a medida de las preferencias del Loco.

Altieri lo conoce bien: "Está siempre en movimiento. Piensa a 200 por hora. Tiene en mente cada una de las cosas que lo preocupan y las tiene todas a la vez, desde una lesión de un jugador hasta un impuesto que tiene que ir a pagar".

Detrás de un ex deportista que no tiene ni la postura ni el andar de tal; del apodado "Don Carmelo Batata" por su hermano; de alguien que descarta los trajes y se envuelve en ropa deportiva, sea cual sea su tarea; del que siente debilidad por los ravioles, el puchero y los postres, aunque se preocupa por su silueta (de hecho suele internarse en un centro de salud de Entre Ríos). Detrás de un ciudadano que descree de los políticos y no habla de esos temas con casi nadie (le decía a su hermano que él junto a sus compañeros peronistas revolucionarios eran todos subversivos); de quien podría ser enrolado políticamente en centro izquierda, progresista; de un hombre que se rebela con la injusticia y la inmoralidad; detrás de todas esas facetas, existe un hombre que puede recluirse semanas en el campo de su suegro, en la localidad de Alcorta (provincia de Santa Fe), sin otra unión social que aquella con su mujer, sus hijas Inés (nació a fines de 1989) y Mercedes (de enero del 92), y un casero que no sabe nada de fútbol. Sin más que ocuparse del campo, mirar videos de fútbol y salir a trotar.

Y además, Bielsa es un ser casi consumido por la vocación, por los detalles, por querer tener una respuesta a cada inquietud, como dice su gran amigo: "Yo difiero con él en todo. Él es muy perfeccionista, yo dejo que todo se dé como se tenga que dar. Para mí, la prioridad es lo humano y cuando sos tan perfeccionista como él, vas perdiendo lo humano. Él tiene esa característica que hace que yo no crea que es realmente feliz. Es el costo del triunfo de su vida. Digo esto con lo difícil que es hablar del disfrute de cada uno, porque la felicidad de uno no es la misma del otro. Él tiene tantas cosas buenas para disfrutar... Pero no lo hace a propósito, ya está metido en él".

Sólo haber trabajado cinco años en México, que moderaron su forma verborrágica de exteriorizarse, pudieron desterrarle la idea que tenía sobre perder y que definía hace más de una década: "¿Usted sabe que yo me "muero" después de cada derrota? La semana siguiente es un infierno. No puedo jugar con mi hija, no puedo ir a comer con mis amigos. Es como si no mereciera esas alegrías cotidianas. Me siento inhabilitado para la felicidad

por siete días". Pocas veces se mostró tan terrenal como en una charla brindada a un grupo de alumnos del colegio donde estudió. "En el fracaso", les contó, "sufro mucho la injusticia del trato, no logré nunca dominar eso. Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí logré no creerme la duración del éxito. Como no se revisa por qué ganaste, como te adulan por haber ganado, no porque mereciste ganar o por el recurso por el que ganaste, entonces tuve claro siempre que esa franela, ése es el término, es impostora".

Eduardo Bermúdez, uno de sus primeros técnicos, se suma: "La última vez que hablamos le pregunté cuándo va a largar. El no es como la mayoría de los técnicos, él termina el entrenamiento y empieza el trabajo duro. Cuando puedo le recomiendo que largue la profesión, que empiece a dar charlas. No puede seguir cargando con esta presión. En cualquier momento se va a infartar. Lo que lo hace distinto, su gran obsesión, también es lo que le resta felicidad".

El día anterior a su primer clásico como técnico, su hermano vivió una anécdota que pese a sonar repetida, nunca dejará de sorprender: "Llegué a la concentración del Liceo de Funes, pregunté en qué pieza estaba mi hermano, entré y lo vi tirado en la cama, cuan largo era. Sin mirarme, me preguntó '¿te acordás del negro Cali? ¿El que se fue a vivir a Nuevo México, a Estados Unidos, y cada dos o tres años se cortaba un dedo para cobrar el seguro de accidente de trabajo? Bueno, tengo ganas de hacer una promesa: si le hacemos cinco goles a Central, me corto este dedo'. Y me mostró el índice de su mano derecha. Le vi tanta ferocidad en los ojos, tanta soledad, tanta deliberación, que di un paso hacia él, aprontándome para restañar la sangre inminente. Con el 4-3 puesto, lo vi recién el sábado siguiente y no me atreví a mirarle la mano; aunque al fin y al cabo, cinco goles, lo que se dice cinco, no les habíamos hecho, así que tomé coraje y allí estaba la mano derecha, completa, con los cinco dedos, invicta". Sólo en el fútbol no usa una máscara de circunstancia, el único espacio donde se muestra tal como es y donde evidentemente no es un improvisado. Daniel Carmona trabajó con él desde las inferiores y dice que "llevaba diez años preparándose para llegar a primera división. En sus clásicos cuadernos Arte, tenía la biografía de cada jugador del fútbol argentino. No sé de dónde sacaba la información, pero lo tenía todo". Antes ya filmaba los partidos de Newell's desde la platea, en la época en que tener una cámara era cuestión de elegidos.

Siempre se las ingenió para conseguir imágenes de equipos de todas partes del mundo. En 1976, su amigo Roberto di Nóbile le enviaba compactos del fútbol español desde Madrid. Luego, a través de jugadores que habían emigrado a Europa, como Roberto Sensini. Y con el tiempo, gracias a conocidos y relaciones que tejió en muchos países. El mismo hoy paga muchos de esos videos que le llegan con fútbol de todo el mundo.

Marcelo se comportaba como técnico mucho tiempo antes de hacer el curso en Granadero Baigorria. Incluso, su frustración como jugador profesional fue un punto de inflexión en su visión de este deporte. Haber sido un jugador de buena técnica pero lento, lo hizo recapacitar acerca de la constante movilidad necesaria para jugar. Le gusta jugar con líbero, cuando él, siendo zaguero central, lo hacía en zona porque su contextura física le impedía girar con facilidad. El poder de esfuerzo para entrenarse le dio a pensar la importancia de tener que estar preparado físicamente casi hasta el límite.

Jorge Griffa dice que "no tenía las características de un gran jugador, pero sí tenía los conceptos del gran jugador". Un futbolista del montón recapacita qué tendría que haber hecho después, quizás al día siguiente; al distinto se le ocurre antes de lajugada.

Debutó en la primera de Newell's el 29 de febrero de 1976, en la 4a jornada del Metropolitano, 1-2 ante River en Rosario. No pudo tapar a Ártico cuando éste empató el partido y vio cómo Sabella lo esquivaba antes de tocar a Crespo, que definió y lo dio vuelta; así y todo, Juvenal lo calificó con 6 puntos. El equipo formó con Bargas; Aguerópolis, Bielsa, Capurro, Ortiz; Gallego (luego Ribeca), Berta (Picerni), Mario Zanabria; Robles, Palacios, Rocha. Volvió a jugar la semana siguiente en el 1-1 con San Lorenzo en Buenos Aires y recién lo hizo nuevamente el 14 de diciembre, simplemente porque Newell's, para jugar por la última

fecha del Nacional, contra Talleres (perdió 3-1) en Córdoba, presentó técnico (Roberto Jesús Puppo) y equipo alternativos (Bargas; Delpóntigo, Bielsa, Jara, Aguerópolis; Ribeca, Bulleri, Roque Raúl Alfaro; Danguise, luego Rodríguez, Irigoyen, Costa, más tarde Cicapolli).

Su paso por Instituto, al año siguiente, casi nadie lo tiene en cuenta, porque jugó en el campeonato de la liga local y porque en pleno transcurso, debió volver porque su hermano había sido secuestrado por la dictadura militar que ya imperaba en el país. El 16 de julio de 1978, jugó su último partido en Newell's (ingresó en reemplazo de Capurro), que fue su única victoria: 3-1 ante Gimnasia en La Plata, en un equipo que ya dirigía Miguel Ángel Juárez.

La excelencia inculcada por su madre, el mensaje antimediocridad, lo llevó a retirarse cuando entendió que si a los 23 años, su presente demandaba jugar en Argentino de Rosario, en Primera C, debía prorrogar sus sueños de fútbol.

Marcelo le confía a sus amigos, desde joven, que la influencia de su mamá fue fundamental. La máxima que en su niñez oyó hasta el cansancio, "nunca te guardes el último esfuerzo", hoy la reproduce. Su hermano Rafael Antonio, dos años mayor, dice ser igual de ordenado con la documentación y en la persecución de una meta personal. Y también se refiere a su madre, quien se encargó de criarlos, como gran causa: "Siempre fue muy rigurosa, imponiendo sacrificio. Para ella las cosas se deben obtener después de un trabajo muy largo; si no, no sabremos cómo perseverar para conservarlo. Los tres, mi hermana menor también, heredamos esa obsesión".

Lida Silvia Rosa Caldera se llama esa señora, que fue una recta profesora de historia con una presencia que hacía temblar a las alumnas del Misericordia. Una presencia que generó que sus hijos se sintieran más cómodos siempre asumiendo riesgos.

Lida es quien le aclaró a su hijo Marcelo que debía estudiar o trabajar, tras el fracaso en el curso de ingreso a Agronomía (10 en Matemáticas y 3 en Castellano, con lo que no le dio el 7 de promedio). El resultado fue su fuga a la pensión de Newell's para jugar al fútbol, la desesperación nocturna de Lida y la consecuente búsqueda por parte de su padre. Marcelo también heredó de ella una forma de llamar diciendo "venga, venga".

Su hermana se llama María Eugenia; de chica (es tres años menor), Rafael y Marcelo la sobornaban para que se quedara tocando el piano, mientras su madre, al tiempo que corregía la tarea de sus alumnos, pensaba que eran los varones, y ellos salían por la ventana con la pelota.

Todos estudiaron largas carreras; Eugenia es arquitecta y fue vicegobernadora de la provincia de Santa Fe. Marcelo le contaba a uno de sus compañeros del profesorado de educación física, "en mi casa estoy rodeado de una cultura impresionante, no te imaginas el nivel de charlas, el más bajo soy yo". El técnico de fútbol de la familia conoció a su esposa, Laura Bracalenti (con quien se casó en 1987), cuando su hermana la invitó a estudiar a la casa.

Las actuaciones del Seleccionado las toman cada uno con su estilo. El padre con indiferencia, la madre con preocupación por tratarse de su hijo, la hermana con una atención relativa porque no le interesa el fútbol pero sí su hermano, y el hermano, con fanatismo, hasta con un conjunto de ritos cabalísticos.

El papá, Rafael Pedro, Bielsa y abogado como manda el designio, dejaba una confidencia en 1998, en "El Gráfico": "Nunca vi jugar o dirigir a Marcelo no porque no me guste el fútbol, sino porque soy hincha de Central. Y además a mí me gustaba el fútbol de antes, sin tanta marca y presión. Discutimos con él esto siempre que viene a casa. Él coincide, pero dice que debe preparar sus equipos para ganar partidos".

Rafael padre, un convencido de que "la salvación de los pueblos es la cultura", usa un criterio personal para evitar hablar de la ocupación de Marcelo, con la misma capacidad de incomodar de su hijo: "Para mí en el fútbol debe haber diez Maradona. Este fútbol no lo entiendo y no puedo hablar con él".

Los tres hijos reconocen que no fue fácil crecer en la familia. Rafael escribió en "Clarín" que "aun cuando conociéramos las claves, el trabajo era agotador. Era forzoso leer continuamente, tener algo con sentido para decir, ser rápido y filoso en las respuestas, despreciar los bienes materiales, menospreciar las tentaciones, apreciar las normas del clan". Alguien que quiere mucho a Marcelo y que lo frecuentó en estos cuatro últimos años, también utilizó el término "clan" para definir a la familia, a la cual el Loco le está muy agradecido.

Marcelo, que padeció el rigor al punto de considerarlo casi traumático, arrastra su forma de ser de los preceptos que enumeraba su hermano, sobre todo del desdén al dinero (muchas veces ayudó a sus amigos necesitados).

Bielsa vive dando razones. En definitiva, porque él medita la razón de cada paso que da. Estimulado en su pragmatismo, actuando siempre en función de un proyecto, de su visión. A los jugadores no los convence haciendo participar de las ideas, sino exponiendo y fundamentando su conocimiento. Aunque a veces, también es inseguro. Por ejemplo, a un futbolista puede preguntarle varias veces antes de un partido si está seguro de que va a poder correr 30 metros a un rival. Sólo en la planificación total navega en la certeza.

Daniel Carmona, uno de sus ayudantes en su época de técnico de Newell's, fue un fiel testigo de los cambios de Marcelo, que llegaba a retarlo muy fuerte, pero recapacitaba al día siguiente y le pedía perdón.

El periodista Miguel Tití Fernández rescata una anécdota del mismo estilo: "Viajamos en el mismo vuelo a la Copa América del 99. En el aeropuerto de Asunción, me anotó un número de teléfono y me lo dio. Es para el amigo, no para el periodista', me dijo. Después de perder contra Colombia, el día de los tres penales errados por Palermo, un momento muy duro para Marcelo, lo llamé porque creí que era el momento. Me contestó bien seco: 'Discúlpame, pero a mis muertos los velo yo solo'. Me puse loco, lo hubiera cagado a trompadas. A la mañana siguiente, suena mi celular: era Marcelo, que estaba viendo el partido grabado, y me llamaba para pedirme disculpas".

Cuando tenía 25 años, Bielsa alquilaba casas y las habilitaba como pensiones. Su padre dice que por la obsesión que tenía por leer, cuando pudo se compró un kiosco de diarios en Rosario, del cual hacía él mismo el reparto.

Le da pánico viajar en avión, donde ni siquiera puede dormirse. Aunque apenas baja de la nave, adquiere cuanto material periodístico deportivo se le cruza. Le llegan diariamente cinco publicaciones de todo el mundo y por Internet se encarga de acceder a por lo menos una decena más. Es asiduo lector del diario español "El País". Cuando dirigió al Espanyol, aceptó gustoso una invitación para comer en la redacción de la revista "Don Balón", donde preguntó hasta acerca del proceso de confección. Recibido de profesor de educación física, a principios de la década del '80, se radicó en Capital Federal, en un ambiente en el T piso de Córdoba y Maipú, una zona plagada de oficinas. Y gracias a los contactos de su hermano en la función pública, fue el entrenador de la selección de la Universidad de Buenos Aires, en lo que fue su primera experiencia como DT. Aldo Forti, uno de los arqueros de aquel selectivo, conmemora que "su llegada fue todo un shock. Antes teníamos un técnico que vivía en pedo, siempre estaba con la nariz colorada; hacíamos una gira por el interior y no sabía dónde ni a qué hora jugábamos. Llegó Marcelo y apenas puso un pie, mostró su forma de ser, todo derechito, tratando a todos de usted, con sus conos, banderas y cronómetro para entrenar". Ni siquiera disponían de luz, por lo que como los entrenamientos eran nocturnos, no podían realizar trabajos tácticos.

Miguel Caloni era otro de los sorprendidos por una nueva manera de practicar, pese a que casi no tenían contra quién jugar: "Bielsa pudo organizar un par de amistosos: empatamos 0-0 con la tercera de Boca y perdimos 3-1 contra la de Argentinos donde jugaba Borghi... Me acuerdo que era muy impulsivo; un día, jugando contra los graduados, un rival que había jugado de 9 en San Lorenzo, llamado Vilar, le pegó un codazo a uno de nosotros, y Bielsa quiso entrar a pegarle. Lo tuvimos que parar entre todos, no le importaba que el tipo había ido con la esposa y con la hija. Nos daba gracia además, algunos términos que usaba, que quizá los arrastraba de Rosario. Aquel día, por ejemplo, decía 'lo voy a agarrar a puñetes'".

Es de actuar asombrando a todos y cambia cíclicamente, típico, según dicen, de su signo cáncer.

Su hermano Rafael, uno de los pocos que siempre lo apoyaron y llegó a compartir su sueldo para que desarrollara su sueño, se desempeñó en cargos estatales desde la adolescencia: en 1974, a los 20 años, ya trabajaba como auxiliar en la Fiscalía Nº 2 de los Tribunales Federales de Rosario. Hasta la renuncia de Fernando de la Rúa a la Presidencia, había sido el síndico general de la Nación, una función muy expuesta, desde la cual fue víctima de un plan de amenazas diseñado, según él, por profesionales (llegaron a tirar una bomba en el estudio jurídico del padre). Luego fue el Canciller de la Nación.

Años antes, por ejemplo, había sido designado experto de las Naciones Unidas en la Misión para la Verificación de los Derechos Humanos en Guatemala y asesor de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador; en el '92, renunció a la Dirección de Gestión y Resultados de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. También jugó al fútbol, como "clásico volante tapón", hasta la tercera de Newell's.

Sin embargo lo que más lo marcó fue haber vivido en persona la serie de torturas, amenazas y denigraciones que el último gobierno militar desparramó en la República Argentina, tras su secuestro y reclusión en un descampado de la localidad de Funes. Recuerda el Mundial de 1978 "sin ninguna connotación de alegría". Y alguna vez escribió un texto emocionante llamado "Esos años sin par". Allí se refirió a su traumática década del '70: "Si hay una certeza en los que pasaron por el secuestro, la tortura y el exilio, es que en la mayoría de los casos ni la lógica militante ni la ideología ayudan a tolerar dichos trances con dignidad. Es la dureza anímica circunstancial, la pasión, lo que prevalece. (...) Los frutos de esta democracia son una prolongación de las tortuosas raíces de los '70. (...) Muchos de nosotros, como mi amigo Rodolfo Galimberti, fuimos insurgentes, no insurrectos. En aquel sentido, una eficaz herramienta para dañar planificada-mente al enemigo de entonces. (...) Vivir los '70 fue lo más trascendente que me pasó en la vida. Me gustaría volver a vivir el primer tercio de los '70, si pudiera tener los mismos 20 años que tenía. Es el sitio donde comencé a formularme una cantidad de preguntas importantes, sin haber obtenido respuesta suficiente. (...) Si no nos hubiera importado tan poco nuestra sangre, ¿nos habría interesado de un modo diferente la ajena?".

BIOGRAFÍA DE BIELSA (12)


'LO SUFICIENTEMENTE LOCO', UNA BIOGRAFÍA DE MARCELO BIELSA (12)





PERSONAJES 


BIANCHI, RIQUELME, MENOTTI, VALDANO, GRIFFA, BATISTUTA, ORTEGA
 


Carlos Bianchi juega un papel trascendental en la contemporaneidad de Marcelo Bielsa. Sólo el desprecio a confrontar de ambos, ser enemigos de las antinomias, han imposibilitado una versión actualizada del duelo entre Carlos Bilardo y César Menotti. Estos dos personajes redujeron las décadas del '70 y del '80, en el debate futbolístico, a pertenecer a una u otra columna. En cambio, Bianchi y Bielsa fueron marcados como referentes bien distintos, pero nunca se enfrentaron debido a no responder a declaraciones de otros, no imaginarse públicamente en puestos ajenos y nunca separarse del perfil bajo. No obstante, y más allá de no quererlo, alimentaron su prestigio teniendo un colega a vencer. 

El comienzo de sus carreras es notablemente parecido. Son de la misma generación (Bianchi es seis años mayor), debutaron como entrenadores en la misma época (Bielsa en 1990, sólo tres temporadas antes que su colega), fueron novatos campeones y fracasaron en Europa (en el Espanyol Bielsa y en la Roma, Bianchi).

La final de la Copa Libertadores de América fue el gran dolor de Marcelo y 24 meses después, el gran despegue de la carrera de Bianchi: ambas fueron frente al San Pablo, en el estadio Morumbí y por penales. Cuando habían alcanzado la gloria con sus respectivos equipos de jóvenes (Newell's uno, Vélez otro), los diferenció que al Virrey lo catapultó una campaña espectacular en Boca, en tanto el Loco bajó su renombre por irse a trabajar a México. 

Las comparaciones tuvieron un pico cuando Bielsa llegó a Vélez, que había sido multiganador con Bianchi, un técnico de la casa que supo manejar a un grupo famélico de títulos. Los jugadores históricos se quejaron cuando en su primer torneo en el club de Liniers, Marcelo dijo que se despedían de la lucha por el campeonato tras empatar con River, cuando su antecesor, mientras los dirigía tres certámenes antes, había bajado el pesimismo después de una derrota ante Boca y terminaron dando la vuelta olímpica. 

Ambos luego fueron candidatos para dirigir a Boca: el recordado Juan Carlos Lorenzo recomendó a Marcelo, que ya había viajado a Barcelona para asumir en Espanyol. En ese momento, a días del Mundial de Francia '98, Bianchi fue el primer técnico en el que pensó Julio Grondona para suceder a Daniel Passarella en el Seleccionado argentino. 

Los éxitos inmediatos de Bianchi en Boca (cantidad de títulos que se renueva anualmente), contra la poca aceptación que tenían los primeros días de la gestión del Loco en el Seleccionado, influenciaban profundamente en la opinión popular. No faltaron aquellos que reflexionaban con que la demora en la firma de la renovación del contrato de Bianchi, en junio de 1999, tenía que ver con la especulación de lo que sucedía en el equipo nacional, donde Bielsa estaba a prueba. 

El cómodo liderazgo en las eliminatorias, con evidente superioridad incluida, no fue suficiente para evitar que en el 2001 el Virrey fuera elegido en la prestigiosa encuesta del diario montevideano "El País", apoyada por la Confederación Sudamericana de Fútbol, por segundo año consecutivo, como el mejor entrenador del continente, relegando a Bielsa al segundo lugar. 

A fines de 2002, ambos se cruzaron un par de dardos elípticos, cuando Bielsa dejó entrever que el primer Boca de Bianchi era un equipo mezquino, y al poco tiempo, éste declaró que le habían ofrecido la dirección técnica de la Selección en 1998 (cuando asumió Bielsa) y que no aceptó por no estar de acuerdo con Julio Grondona. 

El duelo estuvo cerca de revivirse, implícitamente, cuando quedaron cerca de disputarse la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Rafael Bielsa (fuera de la candidatura por su anterior asunción como Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación) y Mauricio Macri, quien limpió su imagen presidiendo a Boca en el momento más glorioso de la historia, justamente gracias al orden que le dio Carlos Bianchi en el orden futbolístico. 

Bielsa convocó pocos jugadores de Boca, midiendo los resultados a nivel nacional e internacional. Varios futbolistas de ese club fueron a la Copa América de 1999 (Riquelme, Cagna, Delgado, Barros Schelotto) y luego, prácticamente no volvieron a ser convocados. Guillermo Barros Schelotto declaró cuando Marcelo comenzó su segunda gestión en el Seleccionado que "ya no tengo demasiadas expectativas de la Selección. Es más fácil ser convocado jugando en el exterior". 

Desinteresados de las polémicas, Bielsa y Bianchi demostraron que el camino al éxito no es único. Menos en el fútbol, donde un técnico puede ser ganador auscultándose en la teoría de esta actividad, mirando constantemente videos para explicarles las correcciones a sus jugadores, desapareciendo de los entrenamientos y siendo verborrágico cada minuto de partido (como lo es Bielsa); como así también, rescatando la parte práctica de este deporte, hablando desde las experiencias personales, organizando asados con el plantel y evitando la visión del fútbol como algo definitivo (como actúa Bianchi). 

Además de la superioridad en títulos, una diferencia a favor de Bianchi fue el usufructo del talento de Juan Román Riquelme. Se mostró dispuesto a mantenerlo más allá del nivel que mostrara, se interesó por su vida fuera de la cancha y hasta hizo diferencias cuando armó la manera de jugar de Boca, con Riquelme despreocupándose totalmente de los adversarios y sus compañeros trabajando para darle el balón. Justamente tres aspectos que no tolera Bielsa, quien utiliza a los de mejor actualidad más allá de los nombres, nunca se interesa por cuestiones extra futbolísticas del jugador y ubica para cada dirigido una pieza a marcar del equipo contrario. 

Bielsa no lo convocó al Mundial porque siempre prefirió a otros; lo avisó entrelíneas meses antes: "Hay cuatro o cinco jugadores que merecen un lugar y no van a estar en la lista final". 

Así como Marcelo aclaró tácitamente con Bianchi la relación entre ambos y nunca se mencionaron, tampoco se refiere a sus antagonistas, que son aquellos que le critican la sistematización del fútbol y sus jugadas armadas en un cuaderno para ser ejecutadas en el campo. Están personificados obviamente en César Luis Menotti, quien siempre le reconoció ser "de los pocos con los que se puede discutir de fútbol sin intencionalidad, por pura ideología. Yo a él lo respeto porque creo que es un gran profesional, pero en lo futbolístico guardo profundas discrepancias". Para Bielsa primero está la táctica y luego los nombres; declara que siempre un centrodelantero y un enganche deben estar en los conjuntos, y llegó a improvisar extremos derechos o izquierdos pese a no tener jugadores con esas características. Para Menotti es un error no nombrar los puestos sin nombre y apellido. En la época del Mundial, sobre todo le criticaban, él y su bando, la tan marcada verticalidad de sus equipos, la falta de pausa. Y obviamente, propensos a movilizar a los futbolistas desde lo anímico, desterraban la idea de no relacionarse con ellos. El Flaco, apenas quedó eliminada la Argentina, dijo que esta Selección nunca había jugado bien. 

Uno de los que siguen la línea de Menotti es un amigo de Marcelo desde años: Jorge Alberto Valdano, con quien se conocieron a los 15 años jugando en las inferiores de Newells y armaron lo que puede llamarse una unión en el disenso. "Lo conozco desde los 15 años. El nuestro es un civilizado desacuerdo. Cada uno expone enérgicamente sus ideas y luego terminamos resignando", piensa Valdano, acerca del cambio de ideas sobre fútbol que se cruzan hasta entrada la madrugada. 

El hoy director deportivo del Real Madrid un día lo definió casi poéticamente: "Bielsa es de esos tipos que se destacan en el paisaje". Cuando lo carga, el Loco recurre a decirle que "vos sos verso y el fútbol quiere resultados". 

Cada uno con su estilo, difieren en conceptos futbolísticos, pero no en aquellos de la conducción. Bielsa postula que "la conducción es fundamentalmente convencer"; Valdano piensa lo mismo, pero con sus palabras: "Un líder es, ante todo, un seductor. Y seducir es convencer". 

Tras su retiro Valdano se preocupó acerca del reclutamiento de grupos de trabajo. Con ese fin escribió "Liderazgo. El libro que da las claves para formar equipos en la empresa y el deporte"; para el cual entrevistó a empresarios españoles, académicos, un par de futbolistas (Raúl y Josep Guardiola) y a siete directores técnicos, entre ellos a Marcelo. 

Bielsa y Valdano tienen una profunda vocación por el deporte, que con el tiempo llevó a uno a la dirección técnica de una de las selecciones potencias del mundo y al otro a un cargo decisivo en el club más prestigioso del globo. Un rosarino que portaba un apellido casi aristocrático en la ciudad y un campesino de un pueblo de Santa Fe llamado Las Parejas. 

Dos casos de los más disímiles cuando llegaron a probarse en las juveniles de Newell's, que obviamente pasaron en su formación por los consejos de Jorge Griffa: "En el fútbol juvenil tuve los ejemplos más diversos: a Moriconi que se hizo cura, a Quinto Pagés que se recibió de médico, a Zamora que vendía flores. Entre muchos chicos que dieron una buena respuesta en el fútbol y en la vida, Marcelo y Valdano son dos grandes hitos. Provenían de puntos opuestos, pero coincidían en una plena inteligencia para desarrollarla en el fútbol". 

Griffa, quien dirigió el fútbol amateur de Newell's desde 1973 hasta 1996, caminó constantemente a la par en la carrera de Marcelo. Hoy no tiene problema en hacer diferencias: "Marcelo es mi alumno predilecto, sin dudas. El lo sabe. Lo conocí apenas empecé con los juveniles. Yo quería cambiar la mentalidad de la generación que venía. El tenía 17 años y en nuestro primer contacto directo, me preguntó si estaba loco por haber preferido volver de Europa para trabajar aquí". 

En 1974 la AFA armó una lista de 20 jugadores para participar en el Sudamericano Juvenil de Chile, de los cuales 15 debieron retornar porque superaban el límite de edad. Newell's, que comenzaba a armar su estructura, envió los reemplazos y hasta allí fue Bielsa. Ni siquiera fue suplente, pero todavía guarda la camiseta que Alberto Tarantini le regaló por su solidaridad con el grupo. La historia fue similar dos años después. César Menotti ya dirigía la Selección mayor y pese a que su exigencia de que los equipos nacionales fueran prioridad había encontrado eco entre los dirigentes, debió pedirle a su amigo Jorge Griffa, si podía utilizar el plantel entero de la reserva campeona de Newell's, en el Torneo Preolímpico de Recife, Brasil.

Una editorial de "El Gráfico" del 4 de febrero de aquel año alertaba: "La AFA y el cuerpo técnico se habían puesto de acuerdo para que la ilusión, tantas veces trunca, tuviera por fin, razones para encenderse. Pero el comienzo de este año devolvió viejos vicios, alentó a los eternos pesimistas. El primer antecedente importante, aunque parezca minúsculo, fue el vacilante tratamiento que tuvo el Preolímpico; concluyó enviándose a una delegación improvisada, que con dignidad superó el compromiso". 

Finalizaron terceros, detrás de Brasil y Uruguay. Sobresalía el mediocampo, con Ricardo Giusti, Enzo Bulleri, quien relegaba nada menos que a Américo Gallego, y Roque Alfaro, y también el primer zaguero central: Marcelo Bielsa, quien guarda todavía de aquel certamen los diarios brasileños donde lo ubicaban en el equipo ideal. "Me acuerdo de que compartía la zaga con Edinho, que después triunfó en la selección de Brasil. Qué falta de respeto...". 

Griffa fue una referencia permanente en su carrera. Lo dirigió cuando jugaba en inferiores y afirmaron el contacto cuando Bielsa se retiró. Ya recibido de profesor de educación física y de técnico, el Loco acudió a él para decirle que quería dedicarse a su vocación: "Yo quiero estar a su lado para crecer", le manifestó. Luego Griffa lo iría ascendiendo mientras dirigía inferiores y le encomendaría recorrer el país para reclutar el mejor material de jugadores. 

Fue quien esperó el momento justo para recomendarlo para la Primera División: quería que aprendiera de la etapa de la formación de los futbolistas y que moderara su ansiedad. El valor que adquirió Griffa en su vida, queda demostrado en la elección de líderes por parte de Marcelo, que lo junta a aquél con Ernesto Guevara y Mahatma Gandhi. 

En 1992, cuando después de dos títulos nacionales y una final continental en dos años, Bielsa se marchó tempestuosamente entendiendo que se había roto la relación con los jugadores, el cordón con su maestro se cortó por primera vez. "Creía que debía seguir en Newell's para seguir armando lo que habíamos pensado. Me enojé. Aunque yo tengo el derecho de disgustarme con él porque lo considero un hijo. Y un padre con su hijo, ya sea en la vida como en el fútbol, no pueden tardar mucho tiempo en reencontrarse", recuerda hoy Griffa. 

Antes y después de ese distanciamiento, continuaron las charlas cuyo hilo conductor es el fútbol. Cada lunes analizaban el partido del día anterior y siempre encontraban el momento para referirse a jugadores en particular, entre los pibes que asomaban o los que llegaban ilusionados a Rosario. Entre ellos, aquel gordo que más de quince años después, consagrado como el máximo goleador histórico de la Selección Nacional, aceptaba que de chico lo apodaban "elefante" porque aducían que tenía los pies redondos: Gabriel Batistuta. 

Bati comenzó confundiendo a Bielsa, tanto que le preguntaba a Griffa qué le había visto cuando lo había fichado al verlo en un representativo de Reconquista, su ciudad. Griffa seguía firme: "Le contestaba '¿no te das cuenta de que es un tremendo goleador?'. El lo quería, pero no encontraba la visión del futuro sobre Gabriel que tenía yo. Ojo que yo tampoco pensé que llegaría tan lejos...". De cada jugador exitoso invariablemente surgen varios hombres que se adjudican su descubrimiento. Bielsa no es precisamente un descubridor; de hecho, cuando recorrió la república, su principal objetivo no fue seleccionar potenciales jugadores, sino fijar puntos de referencia mediante corresponsales. Pero sí es un gran formador, desde su primario interés por la educación física, la constante corrección de movimientos y la empírica manera de pulirlos. Batistuta lo asegura, en su libro "lo Batigol racconto Batistuta": "Bielsa fue mi primer verdadero entrenador. Fue el director técnico más importante en mi formación. Me promovió a la reserva, después de esperarme con paciencia porque mis compañeros estaban mejor en la parte física y yo siempre estaba retrasado". 

Un sinfín de anécdotas derivan de aquella espera al gran goleador, porque el delantero a pura potencia que conocemos, de chico tenía una debilidad: los alfajores. Con su particular léxico, Bielsa lo recuerda "gordón". Su hermano Rafael dedicó casi un capítulo del libro que escribió sobre sus vivencias como hincha de Newell's: "Marcelo iba a los entrenamientos en un Citroen terracota, y en el semáforo de Godoy y Mendoza, se cruzaba con unos chicos que le vendían alfajores Fantoche. No había terminado de bajar del auto cuando ya lo tenía a Bati pegado al vidrio del auto, listo para manotear algo. Por lo que respecta al arco, los años han transformado aquella gula en ferocidad vigente". Gabriel lo reconoce: "Marcelo me hizo adelgazar y cuando terminé la dieta, me llevó a mi habitación, debajo de la tribuna del estadio de Newell's, y me regaló una caja de alfajores". 

Batistuta era parte de la carnada, junto a Gamboa, Berizzo, Franco, Lunari y Raggio, más Pochettino y Ruffini, un par de años más chicos, que subía divisiones de la mano de Bielsa y que todavía en reserva, se juramentaron continuar ese ascenso en primera con un título. Bati pasó a River Plater, pero con el compromiso de su representante Settimio Aloisio de que volvería si no funcionaba. No obstante apareció una oferta de Boca Juniors y aquél se negó a reencontrarse con quien fuera su educador, que asumía en la Primera de Newell's. Marcelo realmente se disgustó, ya que idealiza a veces un mundo donde las obligaciones queden explícitas con las palabras y no con las firmas. 

Recién recompusieron la relación en contextos totalmente distintos: en Amsterdam, antes del amistoso frente a Holanda en marzo de 1999, en lo que fue la segunda convocatoria del Seleccionado. Desde allí, más allá de que dijera que la única ventaja que tenía con Bielsa en el Seleccionado es que "me gusta como trabaja", conocer al entrenador lo ayudó a sentirse titular, pese al bajón en el 2002, contra el descrédito de varios de sus compañeros y luego de una relación de desprecio del anterior técnico, Daniel Passarella. 

Así como Bielsa tuvo en Gabriel Batistuta su jugador emblemático, el de Passarella indudablemente había sido Ariel Ortega. Lo hizo debutar en primera, con él ganó sus títulos en River y en él depositó la creación de juego en su Selección, la primera sin Diego Maradona. Ortega fue quizá la gran demostración de cuánto necesitó adaptarse Marcelo a las estrellas del equipo nacional. Gran revuelo causó la persecución que intentó en cada avance del lateral Roberto Carlos, en el primer Argentina-Brasil de la era. 

Con el tiempo Bielsa entendió que debía bajar las pretensiones. Comprendió que debía pedirle lo que quería de él en breves frases, porque en caso contrario, se distraería. Que para rendir, ante todo necesitaba confianza y cierta libertad táctica. Logró un punto medio: sólo ocasionalmente le mostró un video, trató de no darle un discurso demasiado "científico" y sabiendo de su informalidad, comenzó a decirle Burrito, aunque nunca lo tuteó. El desfachatado Ortega, casi un incomprendido por los técnicos europeos, respondió a las exigencias; aportó el quiebre de cintura en un equipo marcado por la aceleración y nunca dejó de responder en la marca. 

Por edad, los primeros cuatro años de Bielsa en la Selección debían significar la madurez del jujeño (llegó al Mundial con 27). Después de aquel cabezazo al arquero holandés Edwin Van der Sar, el día de la eliminación en Francia '98, Ariel Ortega rara vez repitió aquellos actos de indisciplina representando a la Selección. La única fue frente al Espanyol en Barcelona, cuando varios se vieron desbordados y acudieron a fuertes infracciones. Bielsa prestó especial atención a este rasgo. Lo siguió especialmente en su vuelta a River en el 2000, donde lo expulsaron en tres partidos en menos de una temporada y media, siempre por reaccionar alevosamente. Luego de una de ellas, le preguntaron si hacía hincapié en que no simularan faltas o protestaran fallos; detrás de su respuesta ("sé que ese es un tema de moda en el fútbol argentino. Pedimos que respeten el reglamento"), se escondía su previsión a esa eventualidad. 

A Ortega hay que saber tratarlo. Es de ese tipo de futbolistas que se molestan con los técnicos seguidores y se exceden con los que dan demasiada rienda. Bielsa jamás querrá hacer diferencias, siquiera contando con un elegido. No duda en afirmar que "a los históricos hay que exigirles más". Sin embargo, en tiempos en que las convocatorias a Claudio Caniggia traían suspicacias, nunca dejó de demostrarle confianza al jujeño. A dos meses del Mundial, no podía dejar que se deprimiera. 

La relación entre Bielsa y Ortega fue más fraternal que nunca en el vestuario del estadio de Miyagi, en Japón. El Seleccionado Argentino acababa de quedar afuera del Mundial y al técnico frío e impenetrable, le secaba las lágrimas el jugador número 10. 

Casos especiales de tratamiento siempre existirán. Por lo general con aquellos que vivieron una infancia privada de lujos y que muy jóvenes debieron emplearse. La personalidad tan cerrada de Marcelo, su aversión a mostrar su lado humano y sus emociones permanentemente escondidas, no lo deja mimar a sus dirigidos. Julio Alberto Zamora, ex jugador de Newell's, fue otro paradigma. De adolescente, vendía flores en los semáforos y Jorge Griffa debía suplicarle que no faltara a los entrenamientos. 

La relación de Zamora con Bielsa comenzó en 1983, mientras jugaba prestado en el club Tiro Federal. Habían organizado un amistoso entre menores de ambos clubes (en Newell's figuraban Roberto Sensini y Abel Balbo), pactado para las ocho de la mañana, aunque los pibes del Loco debían reunirse una hora y media antes. El tinte legendario recuerda que Zamora, sin descansar la noche anterior debido a su ocupación, llegó sobre la hora y finalizó siendo gran revelación, marcando tres goles del 4-1 final. El recuerdo vago de Marcelo, al año siguiente, impidió que le permitieran marcharse: "Ese negrito un día nos hizo tres goles, no lo dejen ir" les dijo a los directivos. 

Así y todo Zamora lo miraba de reojo, debido a que no lo había seleccionado para un torneo juvenil llamado Proyección '86 y porque ya como profesionales, le pedía sacrificarse, de ser necesario, hasta el área propia. Era uno de los pocos que se negaban a estudiar lo publicado de los siguientes rivales: "A mí no me decía nada, porque sabía que yo no me iba a meter en eso. Pero al resto le hacía conocer las estadísticas, los resultados en el resto del torneo, quién era el goleador, con qué defensores venían jugando, los cambios que había hecho. Quería que supieran cada detalle del equipo que íbamos a enfrentar". 

Zamora se cansaba de patear entre 70 y 80 centros en las prácticas de los sábados, y era el único que en aquel equipo lo confrontaba: "Discutía con Marcelo únicamente por temas futbolísticos. Dijeron que yo me enfrenté con él; al contrario, siempre me la jugué por Newell's, estuviera Bielsa o no. Llegamos a tener una buena relación, de respeto mutuo". Mejor jugaba cuanto más presión había. En esos casos Marcelo arengaba pidiendo recordar aquellos picados juveniles de barrio, en los que ganar se entendía como la vida misma, esos picados donde no cabía la posibilidad de volver a casa derrotados, aquellos que Zamora había jugado muchas veces, lo que generaba que entendiera a Bielsa como ninguno.