miércoles, 7 de marzo de 2012

EL ASISTENTE TÉCNICO SEGÚN ANTONO COSANO


En un fútbol como el actual, donde existen infinidad de tareas y aspectos a trabajar es imprescindible delegar y contar con un buen grupo de trabajo para dirigir con éxito un equipo de fútbol y poder abarcarlo todo. El trabajo compartido multiplica conocimientos y se enriquece con distintos puntos de vista que provocan interesantes reflexiones. Cada especialista en su parcela, y el míster al frente de todas ellas. Cualquier pieza del engranaje tiene su importancia, pero el trabajo sordo del segundo entrenador es imprescindible para todo entrenador y para los futbolistas.

A mi entender, la figura de un buen segundo entrenador debe tener una serie de características o virtudes:

• Ser de un perfil discreto. Una persona cómplice, confidente del entrenador y totalmente hermético con las diferentes situaciones que se viven en un vestuario y en la relación entre ambos.

• Debe ofrecer, no solo conocimientos que complementen al entrenador, sino una visión crítica cuando fuese necesario a la hora de valorar el funcionamiento y el rendimiento del equipo, sin sopesar la repercusión ni la opinión que pueda tener el entorno del equipo o el propio entrenador acerca de su opinión.

• Aportar al entrenador un equilibrio emocional a la hora de gestionar el vestuario y afrontar la competición que compense su carácter, su temperamento y lo ayude a sortear los momentos de más tensión.

• Ser una persona leal, para poder conseguir un buen entendimiento y una complicidad máxima desde la confianza y fidelidad que transmite, vital a la hora de abrirse y expresarse plenamente.

• Ejercer el papel de bueno con los futbolistas, los cuales deben verlo como la figura a la que pueden recurrir siempre ante cualquier contratiempo. Aquella persona que intercede en los conflictos con mano izquierda, sabe enmascarar algunas de las decisiones del entrenador y hace de interlocutor entre éste y la plantilla en algunos momentos.

Si además, es capaz de entender y soportar las manías y el comportamiento obsesivo que tenemos muchos entrenadores durante la competición, se trata del ayudante perfecto.

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